viernes, 28 de septiembre de 2012

POSEIDOS

POSEÍDOS
Todo comenzó cuando tenía 18 años, éramos siete amigos con una amistad que había crecido junto a nuestra edad, entre juegos y bromas nos divertíamos tratando de hacernos caer unos a otros y así pasábamos los días haciendo cada vez más grande ese lazo que nos unía, hasta que se rompió…
Recuerdo que un día en el jardín de Jorge, nos disponíamos a pasar toda la noche entre pláticas, música y bebidas; cuando en la conversación salió el tema  sobre cuándo sería el fin del mundo, Jorge tomó la iniciativa de retarnos a todos: a ver si nos atrevíamos a invocar las fuerzas de la oscuridad para que nos revelaran el día que ocurriría.
Seguramente, pensaba asustarnos cuando en la mesa donde estaban las bebidas, dibujo una estrella de seis puntas, le puso una vela en cada una y en el centro colocó otra que sería la de él; cada vela estaba representando la voluntad de cada uno –nos dijo- para conocer los secretos de las tinieblas, la cual no nos pertenecía; sin embargo todos le seguimos el juego.
Para hacerlo todavía más interesante, acordamos comenzar el culto de invocación justo a las doce, cuando las almas buscan el contacto con los seres vivos y terminarlo a las tres pues para algunos es la hora donde el anticristo culminaría su obra; ya que a las tres de la tarde murió Jesucristo, a las tres de la madrugada vendría a dominar el anticristo. Cada quien tendría un turno para relacionarse con el alma a la que lograse llamar su atención.
La amistad era muy fuerte para abandonar, pero a medida se acercaba la hora, paso a ser muy estresante, tanto que al llegar las doce el lazo se rompió; llámese temor, incredulidad o bien prudencia que Dios nos regala,  lo cierto es que entre disgustos cada quien se fue para su casa, el más molesto era Jorge, quien había iniciado la broma.
Dice la hermana de Jorge que cuando bajo a ayudarle a guardar las cosas que habían quedado afuera, observo como él se iba acercando a la mesa donde habían quedado las velas encendidas (probablemente a apagarlas). De repente un viento fuerte envolvió a Jorge y lo hizo caer de rodillas frente a la mesa, las luces se apagaron y solamente la vela del centro permaneció encendida…fue algo escalofriante –según dice- ver como la estrella dibujada por Jorge comenzaba a iluminarse y los ojos de Jorge se tornaban blancos y grandes, comenzó a expulsar espuma por la boca, su voz se volvió grave y no se le entendía lo que hablaba, parecían gritos de auxilio, pero en realidad era como un código lingüístico, que solo los que amaban la oscuridad podrían entender… no quiso seguir observando y corrió a su cuarto a rezar, las luces de la casa parpadeaban y el televisor se encendió con mucha interferencia en la pantalla, donde únicamente se iluminaba la estrella dibujada por Jorge, cerró la puerta con llave y no la abrió a pesar de los fuertes golpes que daba su hermano.
Todo ese alboroto duro justo hasta las tres, cuando de repente la calma regresó, sin embargo, Laura no se atrevió a abrir hasta que la luz del día llegó. Cuando abrió la puerta… encontró a Jorge en el suelo dormido, al despertarlo, no recordaba nada de lo sucedido, más que la apuesta hecha a sus amigos; Laura lo convenció de que fuera a confesar todo al padre de la parroquia, ubicada a unas cuadras  de su casa.
Haciéndole la señal de la cruz estaba el cura, cuando el confesionario se comenzó a iluminar, todos los ahí presentes volvimos a ver cuando con gritos de dolor, Jorge le había arrancado con una mordida el dedo al párroco y se lo había comido, en la misma comenzó arder en fuego el confesionario y la sotana del sacerdote, nadie se atrevía a auxiliarlo, pues Jorge con una risa maléfica le gritaba que se lo llevaría al infierno… el sacerdote como pudo logro agarrar la cruz de su pecho y en un forcejeo con Jorge, le coloco la cruz en la frente y le ordeno:
 “¡En el nombre de Cristo apártate de esta criatura de Dios, te ordeno que lo liberes!”. En ese momento, en cuestión de segundos, las llamas consumieron a Jorge y el fuego desapareció; nadie quiso tocar sus cenizas, solamente el padre quien con agua bendita veló los restos de Jorge y nos aseguró que gracias a su confesión el alma de nuestro amigo descansa en paz…           

Editado por: Saúl Eduardo Montoya peña MP940446 

LA MONTAÑA

LA MONTAÑA
PARTE 1
Valeria era una excéntrica joven, que no creía en lo paranormal. En clase  un grupo de jóvenes, que si creían en este tipo de actividad, estaban hablando de fantasmas y espíritus que solían manifestarse; Valeria cuando paso cerca de ellos, los miro por encima del hombro, como si fueran unos bichos raros, cuando de repente, una chica del grupo se percato de la mirada de asco de Valeria, acercándose a ella le pregunto: ¿En verdad, tu no crees en estas cosas? En la montaña murió un hombre, se dice que no descansa en paz… ¿Quieres venir con nosotros? Así comprobaras la existencia de fantasmas.
Claro que sí, porque no sé si me das miedo tu con esa cara de loca o esas historias tontas de  supuestos fantasmas –respondió Valeria con frialdad-
Llego el día y los compañeros de Valeria planearon hacerle una pequeña broma, ellos querían asustarla, pero sabían que tenía que ser una broma bien elaborada pues ella no creía en lo paranormal. A uno de ellos se le ocurrió llevar una guija para la broma, no se percataron del peligro en que se estaban metiendo, nunca se les cruzo por la mente lo que ocurriría…
Cuando llego la noche, solos en la montaña y en la oscuridad, junto a una fogata, apartados de todos y muy adentro de la vegetación, comenzaron el juego: pusieron la guija en el suelo y sobre ella una copa boca abajo, todos pusieron sus dedos sobre la copa y la chica que la había invitado, inició la invocación de las almas… “¡Espíritus en pena! presentaos entre nosotros, haced creer a la incrédula Valeria; ¡¡yo los convoco desde el mundo de los vivos, hasta la penumbra de los lagos de fuego!!”
Valeria con mucha incredulidad y cierto desprecio miraba a la que hacia el llamado a los espíritus -esto es una estupidez, dejémoslo ya  ¿crees que me voy a asustar por esto frikis?- cuando de repente, un viento fuerte y frío soplo en el lugar, azotando la zona donde estaban se escucho un grito fuerte y del tablero de la guija surgió una luz desde su centro, que cegó por  unos minutos a todos y alcanzando a ver como se tragaba a Valeria, todos salieron corriendo del lugar como alma que lleva el diablo.
Nadie supo que paso, nadie dijo nada, pero seis meses después el mismo grupo acordó regresar al lugar, ¿Cuál fue su sorpresa? Cuando entre los arboles apareció Valeria… llevaba el pelo mojado y estaba todo su cuerpo quemado, sus ojos de un tono rojo intenso y su ropa hecha trizas, “hace seis meses los esperaba, hoy me pagaran haberme confinado a un lago de fuego” con un grito que se escucho por toda la montaña, Valeria se llevo al infierno a todos ellos y ahora todas las noches de luna tierna, se escucha el grito de Valeria acechando en la oscuridad para que todo el que se la encuentra, haga una visita al mas allá…  
PARTE 2
Cuenta la leyenda, las historia de una pequeña niña, que subió a la montaña a jugar con la guija, para poder vengarse de unos compañeros que le jugaron una broma; la niña fue pulverizada por la guija, y ahora su alma anda en pena, viendo a quien le jugara una broma, en la fría y solitaria montaña.
(25 años después)
Se dice que la leyenda sigue viva, y a los compañeros que le jugaron la broma a Valeria, han sufrido un gran tormento de terror, ya que ellos afirman que Valeria baja de la montaña, para ir a molestarlos. Uno de ellos decidió buscar al resto del grupo para buscar una solución.
Su sorpresa fue que de 6 jóvenes que eran solo 3 han sobrevivido, de la venganza de Valeria, el primero murió ahorcado en el baño de su casa, al parecer se ahorco con la guía de su rasuradora eléctrica, el dejo una nota, que decía: “Valeria sigue viva, y ya no me seguirá al fin, ella pensaba que yo tenía el tablero.”
El segundo fui internado en un psiquiátrico, puesto a que el solo se lastimaba se lastimaba así mismo, y susurraba el nombre de Valeria a cada momento, el murió estrellando su cabeza contra la pared, y con su propia sangre escribió: “Losiento Valeria, yo no tengo el tablero, déjame estar en el infierno en paz.”
El tercero era una señora que murió calcinada en su casa, horas antes en las oficinas de su trabajo tubo un ataque de pánico, ella gritaba ¡Valeria esta aquí! ¡Yo la vi! Se fue a su casa y los vecinos relatan que gritaba y tiraba cosas, finalmente murió calcinada.

Solo sobrevivieron 3, lo cual uno decidió buscar a los otros 2, Valeria andaba buscando el tablero de guija porque terminando el juego, podría descansar en paz, el tablero lo tiene uno de ellos tres. Al fin encontró a los otros dos y subieron a la montaña para terminar el juego y al momento de estar jugando se presento Valeria tomo a uno y se apodero de su cuerpo y le quebró el vaso de vidrio a uno en la cabeza, el vaso se quebró en mil pedazos y los degolló.
Hoy en día se cuenta que Valeria todavía anda en pena y anda asustando en el pueblo que está cerca de la montaña. Los campesinos cuentan q ven a una joven pasar a media noche detrás de una carreta va caminando, encadenada en la carreta y en su mano lleva 3 sogas y en cada una hay una cabeza atada,y las lleva arrastrando en todo el pueblo, hasta llegar a la montaña.    
 
Editado por: Beatriz Angélica Rosales Lemus. RL121985

LA LUNA ROJA

La Luna roja
PARTE 1
Cada 1000 años, sucede un raro acontecimiento, parece que la luna esta sangrando, el cielo nublado marca el comienzo da la tenebrosa noche, un viento frio abriga el pueblo de xiguatiguacan. En ese pueblo habitan personas muy supersticiosas pero muy devotas; se apodera un gran temor en ellos, un temor a un mayor del que la iglesia podría imponerles, el pánico empieza a doblegar al valiente, y a esconder a los cobardes.
Dice el padre con su voz pasiva — ¡Hermanos míos! ¡Reuníos, es tiempo de rezar juntos!
Así fue, se reunió el pueblo a rezar; mientras el pueblo rezaba, se escuchó un estruendoso trueno y a una sola voz se escuchaba —padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre (…)
El miedo ya está presente y la noche se acerca cada vez más, una carcajada de una anciana se oyó a lo lejos, desde las sombras aparece la silueta de está mujer, que es considerada la bruja del pueblo, todos le dicen Ágata la bruja, ella con su risa malévola y su tono burlón dice: — ¡mi día a llegado, al parecer el suyo también! —lo único es que yo estoy del lado correcto.
La gente corría de un lado para el otro, gritando, empujándose y amilanadas; la noche había caído sobre ellos, lo que era de esperar sucedió, la luna se torno roja como si sangrase, la maldición de Ágata se libero, los muertos vivirían y los vivos morirían. La tierra comenzó a abrirse y de ella salieron los seres que alguna vez  amaron, aquellos que no querían dejar ir ¡han vuelto! pero está vez no son los mismos, esta vez no los amaran.
Todos trataban de salir del pueblo, más sus intentos eran en vano, la bruja cerraba toda posible salida y aquel que lograba  salir caía muerto. — ¡no hay escapatoria! — dijo Ágata mientras reía.
Debo admitir que estaba aterrorizado, pero no lo suficiente para no hacer nada,tenía que hacer algo, debía cambiar el triste destino del lugar donde he vivido, así fue como me dispuse a ir a la  temible casa de Ágata, sin un plan ni un arma me dirigí, mis piernas temblaban, mi voluntad se cuestionaba, el corazón como tambores de carnaval, el valor batallaba con el miedo y el miedo no estaba dispuesto a perder; sabia que caminaba hacia mi muerte o algo peor, aun así no me detuve, paso a paso llegue, abrí la puerta y no podrán creer que es lo  que encontré …
PARTE 2
Amanecí escondido en los matorrales, débil y sin fuerzas me levante del frio suelo, me dolía mucho la cabeza  y estaba muy confundido, me preguntaba  a mi mismo — ¿Cómo llegué hasta  este lugar tan alejado del pueblo?
No recordaba nada, me senté a descansar un poco porque sabía que el pueblo necesitaba de mi humilde ayuda, al menos eso creía ya que no sabia que día era ni que horas tampoco, algo era seguro debía regresar, caminé  por varias horas descalzo, con mucha hambre, lo único bueno era que el sol era cálido, no sentía que me quemara aunque estaba en lo mas alto.
— ¡tal vez se trataba de  mi tolerancia al dolor!  Me decía repetidamente en mi mente.
Cada vez estaba más cerca, por alguna razón sentía que nunca avanzaba, muchas veces sentí que estaba dormido todavía, no me explicaba que era lo que pasaba conmigo o que había pasado conmigo, como sea estaba descalzo, hambriento, sediento, cansado, confundido y aun me dolía la cabeza; de repente ya había llegado  al pueblo, cuando llegue no podía creer lo que veía.
— ¿Todo esta bien? ¿Qué pasó? El pueblo y su gente estaban como antes. Le pregunte a un niño — ¿Qué pasó? ¿Qué pasó con la bruja?
El niño grito con mucha alegría  — ¡Ha vuelto, él ha vuelto! ¡Pedro ha vuelto! 
Debo confesar que estaba más confundido de lo que alguna vez estuve en mi vida, cuando de repente aparecieron todos los del pueblo corriendo hacia mí, me abrazaron y besaron, decían — ¡Gracias por salvarnos  de la malvada bruja! — nos alegra que no te haya matado eres muy valiente, empezaron a contar diferentes versiones de como la derrote, de como mi valentía los había salvado, estaban emocionados y felices de volver a verme.
Me prepararon un almuerzo exquisito, todos me querían, era todo perfecto, tan perfecto que me empezó a dar miedo, era como si mi más grande anhelo se hiciera realidad, me sentía cansado aun la cabeza me dolía y aunque bebía mi sed jamás se saciaba igual con la comida, todo era delicioso pero mi hambre era más y más, aunque me comí toda la comida seguía sintiendo hambre, sed  y el dolor de cabeza era mayor que el anterior, tenia tanta hambre que nada me llenaba, comencé a comérmelos a todos ¡era horrible!
Ya no podía detenerme pero esto ya estaba bajo mi control, había sangre por todos lados, para que mencionar el hedor o para que mencionar que me sentía como un monstro hambriento y sediento, tomaba el agua del rio y sentía como el agua corría entre mis dedos pero no sentía que detenía la sed en mí, de repente estaba en una habitación oscura, sólo trataba de entender que pasaba conmigo,  parecía que todo comenzó como un sueño y se torno gris como un mal sueño, así es como lo supe y dije — ¡por fin entendí esto es solo un sueño!
Lo ultimo que recordaba era que  iba a entrar ha casa de Ágata, recordaba lo asustado que estaba, también recordé que abrí la puerta, desde ahí no puedo saber que pasó, lo que puedo hacer es despertar cuando lo haga ella sabrá que soy más fuerte de lo pudo imaginar.
— ¿Cómo   puedo despertar? ¿Qué puedo hacer para romper con este hechizo? ¿Cómo?
—Quiero saber cómo ¿Será que yo tengo las respuestas? ¿Podré ser tan fuerte? Solo tengo dudas, desearía tener la solución, tal vez un comienzo seria luchar.
— ¡Voy ha salir de esta prisión, tú lo verás! Cuando lo haga no habrá hechizo que pueda detener  a la justicia del destino.
   ¡Seré libre! ¡Yo lo seré!

Editado por: Maira Beatriz Urbina Lizama, UL121917

domingo, 23 de septiembre de 2012

LA ULTIMA NOCHE

LA ÚLTIMA NOCHE
Es una noche calurosa de verano en la tranquilidad de mi casa, a media luz y en la sala, me dispongo a escribir una nota para el blog de mi clase; pasan las horas y comienzo a percibir, que esta noche será muy peculiar: es como si fuera la extensión de un día sombrío y triste, donde el silencio a medida que pasan las horas, se hace más desconcertante; probablemente por el calor, ni el grillo canta, ni el viento sopla; ni perro, ni gato; ni rana, ni sapo; ni un alma, ni un ser vivo se escucha. De pronto, sin más ni más, se me eriza la piel y una sensación escalofriante comienza a aparecer, siento que a pesar de la aparente soledad, alguien hace ya pocos minutos, me está observando…
¿Cómo es posible?  Solo en mi casa, puerta y balcones, cerrados.
Una baja de energía a la luz tenue hace parpadear, trato de no espantarme, observo la hora y es mejor acostarme; sin embargo, espero un momento y pienso: de las doce a las tres, cosas sobrenaturales podrían pasar. Por ahí dicen, que las almas en pena, a esa hora suelen llorar, no buscan quien se las deba, más bien, quien se las pague; no creo en fantasmas, más le temo a los vivos que a los muertos, pero esta noche… ¡es algo singular!
Recuerdo que mi abuelo decía: “El diablo, entre más hace creer que no existe, más suele manifestarse.” Luego, un gemido se deja escuchar… parece una mujer, parece que llora, parece que puja y se queja de algún dolor; luego vuelve el silencio, esta vez aterrador.
¡Ahora sí; mejor me acuesto!  -Dispongo a levantarme y en la misma- un trueno...  ¡Ay! que susto tengo.
Se va la energía y se apagan las luces; a medida que doy los pasos al dormitorio, los gemidos de la mujer vuelven, pausados y atormentados se combinan con el silencio; no creo en santos, tampoco en vírgenes, pero esta vez… a todos quise llamar.
Al llegar a la cama (fue el trayecto más tenebroso de mi vida) el sonido de un pájaro aparece, aurora le dicen unos, pues su canto en la penumbra de la mañana, desgracias anuncia; son las doce… y pasos a lo lejos escucho: despacio y sereno, alguien comienza en la oscuridad, por la calle a la casa acercar…
Los gemidos más cerca comienzo a escuchar. Entre pasos y quejas en mi mente comienzo a rezar -luego pienso- ¡Qué pasa! No puedo ni hablar…
Un temblor en todo el cuerpo me empieza a paralizar, va lento y muy despacio… comienza en los pies, las piernas, muslos y caderas se duermen; el temblor y la parálisis, no se detienen, sigue subiendo, comienzo a sudar; los pasos y gemidos me quieren hacer gritar: ¡el nombre de Cristo voy a pronunciar! La garganta mis gemidos hace sacar, el temblor y la parálisis, tieso me tienen ya, ni el nombre del santo, ni un grito de espanto puedo vociferar; mis ojos abiertos y como un vegetal muerto, las almas en pena se la han cobrado ya…
Lo último que vi al retornar la energía, entre la luz tenue que deje encendida, la silueta oscura de un hombre parado que observa desde la sala… y a la par de mi cama, esperando sentada… una mujer que llora lagrimas de sangre, con el pelo cubierto y un velo negro me dice: esta es  la última noche…



Editado por: Saúl Eduardo Montoya Peña, MP940446